No tengo mucho que escribir, solo ganas y con eso es suficiente. El sábado fue el cumpleaños de mi hermana, el bizcocho, bebidas e invitados incluídos. Yo no estaba con muchos ánimos, no era mal humor, solo que no quería ver gente. Cecilia y Dominga estaban invitadas, de modo que mi obligación fue quedarme hasta que se marcharan. Poco me faltó para acostarme y dejarlas solas. En realidad no era una fiesta, sino una reunión entre amigos. Mi mamá lo hace con tan buena intención! Pero ayer pensé en lo que me gustaría que ya eso no se hiciera, por lo único que me gusta es por el bizcocho y pienso que podría comprarse y ya. Ahí está el bizcocho, puedes ir a la nevera y comer cada vez que se te antoje.
-Yo no comí bizcocho!
-Yo sólo me comí dos pedazos!
-Aquí nadie ha comido, desapareció solo!! y todas esas frases que lo acompañan. En fin. También recordé el día de mi cumpleaños. Eso era lo que me tenía el ánimo caído. Fue tan atroz. Ojalá el próximo año las cosas mejoren. En realidad mis cumpleaños nunca han sido brillantes, creo que lo que lo jodió todo fueron mis tantas expectativas. El próximo año no tendré mas expectativas que estar lejos. Aunque tal vez eso también sea deprimente. Oh, por Dios, igual me sentiré sola pero peor, porque en efecto, he de estarlo! Basta, basta. No pienses en ello.