Me han preguntado, "¿cuando llueve, en que piensas?" Y yo no he sabido qué contestar. Muchas cosas, he dicho. Hoy ha llovido, toda la tarde. Todo lo que pude pensar es en lo lindo que es inunden tu email con buena poesía. Con mensajes agradables y palabras que son dificiles de olvidar. Y lo feo que se siente que esa poesía desaparezca, de pronto. Recibir un fwd, o spam, o simplemente, otro tipo de poemas que no son de tu agrado. Ay, qué me pasa!

Hoy mi perro está triste y yo también. Un día leí un artículo que decía que los gatos son mejores que los perros en el sentido de que no adoptan el estado de ánimo de sus amos. Yo siempre he preferido los gatos, por su independencia. En el fondo nunca han dejado de ser salvajes. Pero me agradan los perros. Hoy se me ocurrió cual de los dos está adoptando el estado de ánimo del otro. Porque hoy no amanecí triste, pero sí indecisa. Ay, que malestar, casi que no lo aguanto.

Ayer, mientras sacaba al borracho, él empezó a hablarme de sus hijos, de su esposa. Yo lo miré a los ojos y pensaba que cosa tan grande pudo haberlo metido en ese estado, porqué bebía así. Él no lloraba, pero eran ojos tristes. Aunque estaba rabiosa por su impertinencia no podía dejar de notarlo. Yo, por muchas razones, me abstengo de tomar, nunca me han llamado la atención los vicios, excepto el internet. No quisiera caer en ellos nunca, porque son difíciles de superar y me pregunto, sería yo capaz de hacerlo? Pese a todas mis fortalezas, una vez que se cae tan hondo, yo sé que es difícil resurgir. Pero hoy estoy triste, como he dicho. Y aunque no tenga ganas de tomar alcohol, cuantas ganas tengo de un aliciente, algo que me calme. Una poesía.