MALAYERBA... blog errático, por demás
miércoles, 25. septiembre 2002
lhda
23:23h
La directora de la escuela, llamó vacío mi discurso. Me dió mucha rabia, pero ya se me quitó. En todo caso, como dijo que el discurso del año pasado estaba muy bien, y sugirió leer ese nuevamente, he de hacerlo. No me voy a tomar la molestia de corregir el mío por el simple hecho de que de mi lápiz no ha de salir nunca el tremendo disparate que considero fue el discurso del año pasado. Entiéndase: una larga sucesión de adjetivos calificativos a favor de la dulce y delicada hermana y su magnificiente labor para con la escuela, que es el mejor centro escolar de la bolita del mundo. Y como no soy lo que en mi país le llaman "lambona", y en otras palabras no es más que ser limpiasaco, le doy gusto leyéndole esa porquería de discurso que al fin y al cabo a nadie ha de importarle, sólo a mí porque siento que atenta contra mis principios el leer algo con lo que no estoy de acuerdo. Había olvidado cuánto detestaba todo lo que la escuela implica! Había olvidado el porque me lo pensaba dos veces antes de levantarme e irme a clases. Y ni siquiera cuando voy a la escuela y uno que otro profesor o la secretaria misma se desahogan conmigo diciendo lo mal que se sienten en su área de trabajo, pude recordar que yo misma me sentía así. La directora: un factor negativo. No es que no le reconozca sus cualidades, ni nada por el estilo. Pero por Dios! A veces se hace realmente detestable (Y eso, que es monja!). Cómo quiero que termine todo esto de una vez por todas! ... Link
lhda
10:57h
Estamos en estado de alerta. La tormenta Lili ha de pasar por el sur de nuestro país, y no obstante, se está preparando a toda la isla, aunque todavía no se convierte en huracán, según el último reporte que escuché. Hace 4, 5 años, no recuerdo exactamente, cuando el ciclón George devastó nuestro país, todo lo que dejó fue cierta paranoia. Ciertamente, no estábamos preparados. Las autoridades no informaron correctamente al país, y supuestamente, el huracán sólo pasaría por la región sur. El resto del país estaba de lo más tranquilo, cuando de pronto empezaron los vientos y las lluvias. Se metió de lleno, en todo el territorio nacional. No hubo una zona que se salvara. Fue la primera vez que viví algo así y no fue agradable. Monte Plata, que siempre se ha caracterizado por su verdor, se vió despojada de todos sus árboles. Hasta los árboles centenarios se fueron al suelo. Desde mi casa, podía verse la carretera avenida que antes no se divisaba por los mismos árboles. Al día siguiente de la devastación, el panorama era desalentador. Un constante martilleo. Salimos al patio, bajo una lluvia tenue. Recogimos las frutas, naranjas, toronjas. Los ganaderos empezaron a regalar la leche, porque a falta de luz se les dañaría toda. Hubo quien nos regaló chinolas. Y bebíamos jugo como té, a falta de hielo. Monte Plata quedó incomunicada, prácticamente, cuando se fueron todos los puentes que dan acceso a la provincia. Mi escuela se quedó sin techo, porque no era de concreto sino de asbesto. Un mes después reiniciamos las clases bajo lonas. En casa entramos en un período de malaria económica, nunca nos faltó la comida, pero sustituimos la carne por soya, y era horrible. Los plátanos no se vieron en mucho tiempo, y fueron sustituídos por papas (ya ni me gusta la papa!), auyamas y avena. Hay una escena del paso de un huracán en la novela El Siglo de las Luces, de Carpentier, que leerla me trae todas las imágenes de aquel 22 de septiembre. Describe tan perfectamente los estragos de un huracán, que parece haber sido el mismo ciclón George. Cuento todo esto, porque he de confesarlo: si hay que unirse a la histeria colectiva, a la paranoia, yo me uno. (Aunque hay muchos que dicen que esta clase de ciclones sólo se ven cada 20 años, y es así como viene sucediendo en mi país. También hay quien dice que George le trazó un camino a los demás ciclones para siempre hicieran lo mismo, bah, que disparate!). ... Link |
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