Me encantó esta noticia publicada en el Listín Diario el día de hoy.
La Asociación de Payasos Dominicanos (Asopado) hace un llamado a los promotores, coordinadores de actividades y productores de programas infantiles a valorar y respetar la función de los animadores infantiles (payasos), ya que son artistas tan profesionales como los de otras áreas.
‘‘Para algunos somos simples rellenos en las actividades, para otros una atracción más e incluso aparecen algunos ilusos que creen que quienes interpretan estos personajes no saben hacer otra cosa”, afirma (Asopado) en un comunicado.
Luego señalan: “La mayoría de los actores profesionales especializados en animación infantil comparten esta carrera con otras, porque son además: médicos, abogados, sicólogos, profesores, catedráticos, periodistas, ingenieros, publicistas, contadores, técnicos, etc”.
Según ellos, el vestirse de payaso es un gran esfuerzo. “Primero porque requiere habilidad natural de resistencia, soportar el calor, el cansancio y stress que provócale estar maquillado y vestirse sin quejarse y aún así hay que estar sonriendo al público que está ajeno a lo que está pasando”. Y cuando acaba el espectáculo termina en un sauna caminante y se acerca la mamá con su hijito: ‘‘Una foto payaso!’’ Y sonriendo el payaso le dice ‘‘Si como no, ven amiguito’’.
Recuerda que en escena los payasos no ingieren bebidas alcohólicas, ni fuman ni pronuncian palabras subidas de tono. Tampoco ofenden al público, “pues conlleva a violar el código de ética”. Según los payasos, quien asume el compromiso de este arte “debe cumplir con estas normas y aún se espera que trabaje aunque esté triste, enfermo o haya perdido un familiar pues ‘‘el show debe continuar’’.
http://www.listin.com.do/cuerpos/espectaculos/esp6.htm
Aunque es un cliché, siempre he pensado que el trabajo de payaso es muy triste.