Esta mañana escuché en la radio que Chávez declaró en estado de emergencia 5, no recuerdo la denominación que utilizan en Venezuela, digamos 5 lugares, por las fuertes lluvias. Pensé, sí, me gusta la lluvia, pero no esa lluvia que acarrea tantos males. Hasta me sentí culpable de desear las lluvias porque en mi propio país, las personas que viven debajo del puente... es algo terrible. Franco de Vita tiene una tonada llamada Lluvia, que describe perfectamente esa situación.

Hace unos meses, me encontré con un amigo por el cual llegué a sentir cosas, y el por mí, aunque nunca nos lo confesamos, y no se a cuento de que, él me comentó lo que le gustaban las mañanas en que amanecía lloviendo, caminar bajo la lluvia rumbo a la escuela. Yo le contesté: no puede ser! Justo me sucede lo mismo! Y le conté que mi mejor amigo, cuando tenía que ir a la escuela lloviendo, llegaba al aula y me decía furioso: Sé yo que estás feliz! Como si yo tuviera la culpa de que lloviera.

Pero, para mí la mejor hora del día es justo entre las 5 y 6 de la tarde, un cielo grisáceo, que a veces tiende a malva, cuando hay llovido y surge el olor a tierra húmeda. Es inevitable que en esos momentos tome un lápiz y papel y escriba, cualquier cosa, pero escriba. La humedad, la lluvia, esas tonalidades del cielo, en efecto, tienden identificar a la nostalgia. Pero es un estado que se disfruta, al menos en esos instantes.