El no ha llamado ni yo he de escribirle. Será triste, pero como todo al fin y al cabo, pasajero. Hoy estoy cansada, de mañana no sé.

Ayer fue un día de largas esperas y conversaciones, nada importante, pero me hubiera gustado anotar. En la mañana, Dominga al teléfono. Más tarde mi mamá, que tenía ganas de hablar. El tema: la nobleza y honradez de mi queridísimo padre. Yo por dentro reía y se me ocurrían cosas irónicas. A veces la gente vive tan engañada, el amor es así, es lo que provoca. Luego, en la escuela, mientras esperaba a la directora, una larga espera, por cierto, Doña Silvia me buscaba tema de conversación, pero mi mente divagaba por ahí, lejos. Escuchaba a la directora hablar con el visitante, un español. A ratos no se le escuchaba y yo imaginaba que aun siendo monja y vieja, es una mujer. Imaginaba más cosas, en realidad, pero no quiero decirlas. Como fue un día lluvioso y yo andaba con calzado abierto, he dicho: Tengo frío en los pies.

-El frío en los pies con medias se resuelve, lo grande es el frío en el alma -contestó Doña Silvia, y como para enfatizar su célebre frase - ese si es terrible! Yo me quedé callada, pensando si acaso mi alma también andaba friolenta. Si no me entero, mejor. A pesar de que constantemente me siento triste y sola, y creo que las cosas y las circunstancias en que vivo son injustas, yo trato de vivir de lo más normal, ya me cansé de esa imagen de chica triste que quería transmitir, porque así me sentía. Al cabo mis tristezas no pueden ser peores de las de todo el mundo, porque coño, ni que Dios me odiase!

Sí señor, me la he pasado escuchando e imaginando cosas mientras escucho, cosas que no me atrevo a confesar.