Ya por fin pasaron los estragos de la resaca. No sé como la gente puede aguantar eso: No volveré a beber nunca!

No voy a escribir abundantemente, sólo algunas impresiones. La graduación, el domingo: lo más que puedo decir es "que bueno que pasó". Me siento harta. Me gradué con mi pantalón jean, tal como había prometido. Lejos de sentirme algo así como "me salí con la mía", estoy un tanto desanimada. Hasta creo que fue de mal gusto, a lo mejor en un par de años lo recuerde con cariño, pero la gran mayoría no entendió mi acto de rebeldía y quedó como tal: un acto de mal gusto. Mi hermana me contó como oía a las señoras acabar conmigo. Me sentí mal durante la ceremonia, como una mediocre. Creo que eso me ha de servir para aprender a ser más humilde y superarme más. Nada puede detenerme en mi crecimiento personal, ni siquiera las heridas. Al final siempre comprendo que debo continuar adelante. De la ceremonia: desabrida a más no poder.

Vino mi abuelo,, con mi papá. Está muy mal, delgado y débil. Mi mamá dice que ha venido a despedirse. Es muy triste.

Y eso es todo, por ahora.