Este domingo ocurrió algo en la av. Lincoln de esta capital que de cierta forma conmocionó a la aun pudorosa sociedad dominicana. Cinco jóvenes que pertenecen a la clase rica de este país y a los cuales se les denomina "jevitos", se pasearon desnudos en una jipeta. Salieron de la misma, por supuesto, a mostrarse como Dios los trajo al mundo. No llevaban ninguna pancarta o mensaje que evidenciara que estaban protestando. Posible motivo? Divertirse.

Yo no soy moralista, pero ante cosas como estas me siento una persona vieja. Totalmente ajena a esta generación a la que pertenezco y que me duele. A lo mejor en otros países, con una mentalidad más abierta, este tipo de cosas les parezcan, no sé, pasables. Yo no he podido sino indignarme como una vieja anticuada cualquiera. No por el desnudo, no porque lo hicieran los riquitos y la policía no tomara parte sino un día después, cuando los periódicos se hicieron eco de eso y muchos padres de familia protestaran. Me indigno porque no lo hicieron sino por divertirse. Vaya forma de divertirse, escandalizando. Me he enterado de muchos países que protestan desnudándose y lanzándose a la calle. Hay una convicción, un ideal. Pero mi generación carece de ideales. No lucha por nada, nada les importa. Todo les tiene sin cuidado y optan por todo lo que no implique esfuerzo alguno.

Yo me pregunto, hasta qué punto? Es como si a través del tiempo, las personas fueran degradándose y ahora se encontraran en un punto en que poco les falta para empezar a ser ajenos a todo lo que les rodea. En un post referente al 11 de septiembre, relaté lo que pasó con mi clase cuando la directora dio la noticia. Todos opinaron que ya no valia la pena estudiar. A nadie se le ocurrió que desde entonces todo cambiaría. Nadie se mostró asustado, sino que rieron, lo tomaron a broma. En otras palabras, no les importó.

Toda esta reflexión me hizo recordar una frase muy citada de Henry Miller en Trópico de Cáncer: "El mundo es un cáncer que se devora a sí mismo". Cuando me encuentro pesimista, por las razones que sea, hoy podría ser por la crisis que atraviesa mi país, me da por pensar que es cierto. Que llegará un momento en que el mundo terminará devorándose y entonces será el fin. Otras veces, en la que mi ánimo se encuentra más dispuesto a la esperanza, porque soy dominicana y los dominicanos somos así, pues pienso que habrá una vuelta a los orígenes. Al compromiso y la preocupación y la lucha por todo lo bueno que hay en la gente y que vale la pena ser conservado.